Alcancé a ver estas medias en las piernas de mi abuela y era un drama el tema de las costuras debían quedar con una verticalidad perfecta al igual que las líneas de los pantalones que usaban los varones. Uno ayudaba poniendo el espejo. Cualquier torcedura delataba descuido en una era de faldas ajustadas bajo la rodilla y decoro social.
El drama mayor era cuando "se le corría un punto", hilos traicioneros que devoraban la prenda con un roce mínimo. Eran caras, además.
Para sostenerlas, se usaban ligas elásticas causante de las varices según decían y portaligas: un artilugio elástico en la cintura con 4-6 tiras por lado, terminadas en ganchos metálicos que se clavaban en el borde superior. Esas se las vi a mi abuela y eran un accesorio sexy. Calculo que quienes las usan no debían moverse mucho.
Hasta que aparecieron las pantimedias por culpa de la minifalda de Mary Quant con piernas libres como símbolo de liberación y digámoslo, también como modernos cinturones de castidad. Fue una por otra. Más piernas pero menos misterio.
Hoy son reliquias en museos de moda, las medias de nailon simbolizaron algo de la fragilidad humana.
Pasamos de la costurera de barrio al supermercado, del drama a la cotidianidad.
El tiempo no solo moldeó piernas, sino los roles de género y también la
economía doméstica.

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