La tarea...

La gente grita que quiere un futuro mejor, pero el futuro es un vacío indiferente, mientras que el pasado está lleno de vida.

Su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo.

Todos quieren hacer de la memoria un laboratorio para retocar las fotografías y rescribir las biografías y la historia.

UN TRATO DEFERENTE

(Gersomina Maricel Riquelme)


- ¡Hola! –

Esa palabra que me ha dicho usted
es cascada de pájaros bisoños
luminosos y formales,
mermelada de damasco en las tostadas
y jugo de naranja al despuntar la madrugada.

Al menos me parece que es usted muy joven de maneras
y la disculpo por la cornisa franca de su risa.


Me suena como a infancia
con la humareda blanca de los trenes
viajando hacia los montes lisos de mi silabario escapulario.


Le respondo pues,
ese saludo provinciano que me ha dado
retirando mi monóculo intrigado:

- ¡Buenos días señorita! –

Me sonríe usted 

limpia, familiar y viva
como el aroma del café que inunda el comedor
del solitario hotel.

El periódico se dobla.
Ya no me importan sus historias.
Me interesa la lozanía de su piel
y como masca usted esas tostadas rubias
que crujen mucho en su saludable dentadura.

- Buenas –

Dice la voz ronca
del vendedor viajero 
con la bronca
que arrastra su maleta de andenes, etiquetas y aranceles
cargado de amargura y tratando de ser fiero.


Le meneo la cabeza con mi venia.
La menea usted con su boca llena.

- Buen día -

Dice la anfitriona que retira las bandejas
con su morena piel curtida de propinas.


Será hermosa la mañana
con el brillo de la luz a manos llenas
y el sonido de las aves picoteando las manzanas del mantel

Hay razones valederas 

y certezas en mi billetera
para mantener la sangre fría
en la hora amarga de este carrusel.

- Adiós –

Ya tengo el valor de caminar las calles.
Con esos buenos días
me ha contentado usted.

...

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