La que a mí me interesa.
La circulo, aplano, cabalgo. La pienso. Me rodea, en una verdadera olla a presión de arte. Satura y empapa.
601
LA FUENTE DE NEPTUNO de Ammannati está sin agua. Al fondo; Cosme, un prominente florentino en su pose ecuestre y con algo en los ojos, que creí eran lágrimas. Su rostro adusto estaba triste. Me recordó el cuento El Príncipe Feliz de Oscar Wilde pero sus lágrimas eran caca de paloma.
Este Neptuno más parece un rey cualquiera que un rey de los mares profundos. Le envidio el culo. Esta fuente, es más grande, tiene esculturas, dioses fluviales. Está sin agua, no te puedes lavar las manos, pareciera sujeta a vandalismos de sátiros y me parece que el mármol se está secando, es muy blanco casi calcáreo.
LA FUENTE DE NEPTUNO de Ammannati está sin agua. Al fondo; Cosme, un prominente florentino en su pose ecuestre y con algo en los ojos, que creí eran lágrimas. Su rostro adusto estaba triste. Me recordó el cuento El Príncipe Feliz de Oscar Wilde pero sus lágrimas eran caca de paloma.
Este Neptuno más parece un rey cualquiera que un rey de los mares profundos. Le envidio el culo. Esta fuente, es más grande, tiene esculturas, dioses fluviales. Está sin agua, no te puedes lavar las manos, pareciera sujeta a vandalismos de sátiros y me parece que el mármol se está secando, es muy blanco casi calcáreo.
El Neptuno de la Plaza Anibal Pinto de Valparaíso, que no ha sido restaurada y tiene tanta manos de pintura que ya parece de yeso, tiene vegetación exuberante y surtidores de agua y a veces peces... y los transeúntes no lo saben, Mi Neptuno cabalga sobre una concha de caracol marino gigante y está a su vez sobre dos dragones ¡cabezas de tritones!... y el pelo se le sube por el viento...y sus piernas se parecen a las mías... y tiene un tridente que usa a modo de pica.
En los años 80 les dio por pintar las estatuas de verde. Todas. Cuando lo hermoso es el óxido natural. Pero fueron los tiempos en que nuestros "carabinieris" pintaban todo lo que no se movía...y lo que se movía; se saludaba.
En los años 80 les dio por pintar las estatuas de verde. Todas. Cuando lo hermoso es el óxido natural. Pero fueron los tiempos en que nuestros "carabinieris" pintaban todo lo que no se movía...y lo que se movía; se saludaba.
En los tiempos de mi niñez, viajaba desde Punta Arenas a Valparaíso a buscar el ansiado sol del verano...y asoman imágenes de peces color naranja. Eran peces cois, que los niños mirábamos maravillados cómo nadaban desde sus cuevas bajo el promontorio de rocas sobre el que estaba el Neptuno de la plaza Aníbal Pinto. Ahora la han hecho un asco. ¿Y los peces?... tiene que arponearlos o robarlos. ¡Qué crestas le pasa a la gente! No importa: ¡Me gusta más mi fuente de Neptuno de NN!
602 EL FAMOSO DAVID DE MIGUEL ANGEL
602 EL FAMOSO DAVID DE MIGUEL ANGEL
Me detengo frente a la escultura del David. Me sigue pareciendo una caricatura. Y qué. ¡Al coño!.. quién puede creer que esas manotas son reales... dejen de mirarme las bolas... por favor; ¡de qué estamos hablando!.. Estamos hablando que esa escultura es una sumatoria de partes pero que en conjunto valen los que les digo ...No tengo la intención ni las ganas de pagar ese ticket.
603 EL PÓRTICO DE LOS LANSQUENETES... O Loggia de la Señoría
603 EL PÓRTICO DE LOS LANSQUENETES... O Loggia de la Señoría
Todos llegan al pórtico de La Señoría. Es tan hermoso que se contiene el aire bajo ese pórtico; las Virtudes, los Leones, Ayax, el Rapto de Polixena. Al aire libre, como nunca y sin ni un ticket. Pero es el Perseo y donde ha sido emplazado lo que me atrae...no se puede mirar todo con igual interés. Perseo ...el de la heroica juventud, ahí voy...
604
Perseo le ha cortado la cabeza a La Medusa... es espléndido... creíble... en esa pose de contraposto a pesar de la firma del autor CELLINI,
Perseo le ha cortado la cabeza a La Medusa... es espléndido... creíble... en esa pose de contraposto a pesar de la firma del autor CELLINI,
En la correa que le cruza el pecho está su firma y la postura clásica del vencedor poniendo el pie sobre el pecho de su víctima.
Debe ser una réplica más, expuesta al aire libre. Donde está puesta, me obliga a rodearla y a recorrerla por todos su ángulos... y cada visión pareciera ser una muy distinta de otra.
El yelmo es...como a mí me gusta ...llenos de sugerencias, in-identificable, sugerente, imposible y sexy.
Debe ser una réplica más, expuesta al aire libre. Donde está puesta, me obliga a rodearla y a recorrerla por todos su ángulos... y cada visión pareciera ser una muy distinta de otra.
El yelmo es...como a mí me gusta ...llenos de sugerencias, in-identificable, sugerente, imposible y sexy.
¡Qué insolente es su postura! Relajada...sus ojos, su pelo con tanto relieve y movimiento, sus cejas...con la emoción contenida en el rostro enaltecido por el fruncimiento de las cejas y los labios carnosos, lo hacen muy potente.
La espada aún esta tensa en el puño. Acaba de ser usada.
¡Y qué extraño el brazo del cadáver de la Medusa tomando se tobillo. Es una postura forzada.
El "contraposto" debiera traducirse como "tremendopoto"
Me inquieta lo que está en su pedestal. Monstruoso, monstruoso, increíble, increíble monumental, monumental, ...me repito ... es el eco... increíble, sorprendente, admirable, insoportablemente bello, ...lujuriosa. ... Medusa; yo no te habría cortado la cabeza, te hubiera enamorado...aunque tengas esos brazos un poco musculosos.
El pedestal, el basamento de la escultura, tiene una cantidad de sugerencias sorprendentes. Las estatuas insertas en las hornacinas del pedestal tiene una figura con un cintillo en el ensortijado pelo. Supongo que debe ser un dios. ¿Pero cuál? Desde los hombros le cuelga una larga túnica, su cadera es sinuosa y sus piernas se flexionan delicadamente. Alza la mano como si estuviera bailando. Hasta allí todo perfecto, si no fuera por el viril rostro barbado... y voy descubriendo las cariátides con el pecho plagado de senos. Esa estatua inquietante debe ser Hermes. El mensajero de los dioses, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores y las vacadas, de los oradores y el ingenio, de los literatos y poetas, del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y el comercio, de la astucia de los ladrones y mentirosos. y tal vez del internet !!!
A los historiadores del arte, a veces se les va
la cabeza y dan explicaciones tan complejas que nos hacen plantearnos si la
cultura visual y el valor de la metáfora en el espacio público en otros tiempos
era realmente tan desarrollada como nos la cuentan, o si por el contrario se ofrece una visión demasiado compleja, de algo tan
simple como hacer un objeto bello con un tema simpático.
Las inscripciones del pedestal, aluden a la
elección de Perseo por los dioses y su divina protección contra cualquiera que
le quisiera hacer daño, Según, esto la estatua de Cellini podría denotar, la invencibilidad del duque o conde o príncipe que era el Cosme ese.¡Qué quieren que les diga! A mí, la interpretación me parece tan plausible como
bella.
Esta imagen está en el pedestal del Perseo...y está bajo el cuerpo decapitado de la medusa...es dramáticamente hermosa...manierismo que le dicen...
605 Cruzo, transito y vago por el puente Vecchio bombardeado en la segunda guerra mundial. Dicen. Rememoro películas de guerra y TV; Combate, Buscando al soldado Ryan, El Perfume, Hannibal.
Se me pasó la mano con el efecto de saturación pero igual es una foto hermosa.
Por abajo cruzan los bogadores, atletas veloces remando las aguas del Arno, preparando algún campeonato de boga. Y fíjense...este es el color exacto del agua del río Arno.
Pienso en las casitas colgando en tiempos medievales y la mierda de sus casetas de baño cayendo al río, basura y tripas de pescados y hasta muertos de invierno. Imagino sus piedras resbalosas de verduras pisoteadas, tropiezos y sacadas de cresta.
¿Quién habrá expulsado a carniceros, pescadores, tendederos, curtidores? Todos esos repugnantes oficios del medioevo y que nuestra época oculta a la vista del consumidor para ofrecernos ahora el esmaltado colorido.
¿Quién trajo a los orfebres y ceramistas que adornan con joyas y cerámicas las tienditas en volado del puente Vecchio y dejó abiertas algunas arcadas para sentir el aire húmedo del río y la carga de siglos?
En 1939, con motivo de la visita de Hitler y de Mussolini se abrieron en el corredor tres grandes ventanas panorámicas en la zona central del puente.
¡Gracias por venir!
En 1939, con motivo de la visita de Hitler y de Mussolini se abrieron en el corredor tres grandes ventanas panorámicas en la zona central del puente.
¡Gracias por venir!
Un busto de bronce se sitúa sobre el puente Vechio para recordar a Cellini; es el orfebre más famoso de la ciudad. El puente de alguna forma sostiene la forma de vivir en la antigüedad ...aunque algunos tratan que sostenga los candados del amor.
606
607
EL SÍNDROME DE STENDAHL
606
He tomado una carreta en la Plaza de la Señoría.
El ruido de los cascos rebota en las callejuelas y el conductor saluda a diestra y siniestra. Nos lleva a la Iglesia de Santa Croce. Un poco veloz para mi gusto. Espero que tenga un buen día pero no a costa de mis euros...Desde la carroza logro fotografiarla. Dante está en manutención. Se dirige hacia la Galería de los Oficios.
EL SÍNDROME DE STENDAHL
El síndrome de Stendhal, aparece cuando se está
expuesto al arte en manifestaciones particularmente bellas. Este término fue denominado "de Stendhal", en recuerdo a la impresión
que tuvo al encontrarse ante
las tumbas de hombres excepcionales como Maquiavelo, Galileo y Miguel Ángel, mezclada
con la belleza de los frescos de Volteriano. Al salir a la calle describió lo
siguiente:
“Había llegado a ese punto de emoción en el
que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los
sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida
estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme”
En 1979 la Dra.
Margherini observó en sus pacientes, generalmente turistas, que visitaban la galería
de los Uffizi, un cuadro de malestar psíquico, breve, de inicio
inesperado y de tipo agudo. Margherini distinguió tres tipos sindrómicos:
- Trastornos del
pensamiento, como alteración en la percepción de sonidos o colores, sentimiento
persecutorio o de culpa y ansiedad;
- Sentimientos de inferioridad como
inutilidad, o bien sentimientos de superioridad como euforia, exaltación,
pensamiento omnipotente.
- Crisis de pánico o proyecciones
somáticas de la angustia como dolor de pecho y ganas de llorar
Algunos notables en las hornacinas entre las columnas de la Galeria de los Oficios. Niccolo Macchiavelli - Americo Vespucci - Leon Batista Alberti - Lorenzo
El Magnífico – Andres Orcagna - Michelanchello Buonarotti - Leonardo Davinci -
Giotto... ¡como para no sentir el síndrome de Stendhal!
Un collage de la pinacoteca que adorna la Galería de los Oficios…
608 ME LLENA ESTE PAISAJE
Aquí me siento sobre sus inmensa balaustradas. Me siento a soñar con una vida vieja escuchando el sonido del Arno que pasa sobre el brocal en su destino al Mar LIGURIA . ¿Les suena? En sus costas se habla el ligur, una especie de dialecto genovés, la salsa de pesto es originaria de allí, el mejor aceite de oliva, los pinolis, garbanzos, pansottis, la focaccia, la farinata y la torta que detesto ¡la pascualina!
..Aquí, alguna vez aprendí, qué es la Arquitectura, qué es la Escultura, qué es la Pintura y qué es el Arte.
Pude haber nacido aquí...y ser un tallador de piedras, un albañil o carpintero de los artesonados o de los andamios que subieron con palancas primarias los bloques de las cornisas y las cargas de tejas.
Pude haber sido un pintor de murallas bajo los aleros de los palacios.
Pude haber bebido el agua de este río y morir de tifus cólera o la peste negra.
Pude nadar sobre su lecho como un pez con mis compañeros de juego.
Pude haberme enamorado bajo algún balcón.
Pude exponer mi tesis sobre la teoría del placer.
Pude apenas distinguir en la oscuridad el rostro de una mujer. La mano, que no me suelta y me conduce por entre las paredes del palacio. Caminamos alumbrados por el resplandor que se filtra por agujeros de paredes y techos. La mujer encuentra el camino pese a la penumbra. Subimos largos tramos de escaleras de piedra con pequeñas troneras por las que distingo el exterior iluminado por la luna. Luego la mujer se detiene ante una pequeña puerta. Golpea con una clave. Esperamos en silencio. La puerta se abre. En el centro del la cámara, profusamente iluminada, está Catalina de Pacci, desnuda.
Pude ser un amante furtivo.
Pude ser un multiforme ingenio de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas.
Pude vender artesanía hecha por toda mi familia mientras mi mujer cocía en el horno la pizza de mozarella, albahaca y oliva para el otro día de laboro y ellos comer garbanzos y tortillas.
Pude beber con mis amigos el vino toscano masticar las uvas y reírnos...porque Leonardo quería volar...porque Américo vio un nuevo continente que tenía un río tan grande como un mar...porque Giotto pintó el cometa Halley en el nacimiento de Jesús..porque Nicolas decía que un gobernante eficaz no tiene piedad...porque Michelangelo quería ser enterrado en Santa Croce con su amor adolescente..
Aquí me siento sobre sus inmensa balaustradas. Me siento a soñar con una vida vieja escuchando el sonido del Arno que pasa sobre el brocal en su destino al Mar LIGURIA . ¿Les suena? En sus costas se habla el ligur, una especie de dialecto genovés, la salsa de pesto es originaria de allí, el mejor aceite de oliva, los pinolis, garbanzos, pansottis, la focaccia, la farinata y la torta que detesto ¡la pascualina!
..Aquí, alguna vez aprendí, qué es la Arquitectura, qué es la Escultura, qué es la Pintura y qué es el Arte.
Pude haber nacido aquí...y ser un tallador de piedras, un albañil o carpintero de los artesonados o de los andamios que subieron con palancas primarias los bloques de las cornisas y las cargas de tejas.
Pude haber sido un pintor de murallas bajo los aleros de los palacios.
Pude haber bebido el agua de este río y morir de tifus cólera o la peste negra.
Pude nadar sobre su lecho como un pez con mis compañeros de juego.
Pude haberme enamorado bajo algún balcón.
Pude exponer mi tesis sobre la teoría del placer.
Pude apenas distinguir en la oscuridad el rostro de una mujer. La mano, que no me suelta y me conduce por entre las paredes del palacio. Caminamos alumbrados por el resplandor que se filtra por agujeros de paredes y techos. La mujer encuentra el camino pese a la penumbra. Subimos largos tramos de escaleras de piedra con pequeñas troneras por las que distingo el exterior iluminado por la luna. Luego la mujer se detiene ante una pequeña puerta. Golpea con una clave. Esperamos en silencio. La puerta se abre. En el centro del la cámara, profusamente iluminada, está Catalina de Pacci, desnuda.
Pude ser un amante furtivo.
Pude ser un multiforme ingenio de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas.
Pude vender artesanía hecha por toda mi familia mientras mi mujer cocía en el horno la pizza de mozarella, albahaca y oliva para el otro día de laboro y ellos comer garbanzos y tortillas.
Pude beber con mis amigos el vino toscano masticar las uvas y reírnos...porque Leonardo quería volar...porque Américo vio un nuevo continente que tenía un río tan grande como un mar...porque Giotto pintó el cometa Halley en el nacimiento de Jesús..porque Nicolas decía que un gobernante eficaz no tiene piedad...porque Michelangelo quería ser enterrado en Santa Croce con su amor adolescente..
Aquí valoro la amistad
como una de las mayores virtudes y uno de los mejores placeres de los que se puede gozar,
porque inmerso en la hostilidad cotidiana de todos los días,
me basta pensar en ellos y sé que puedo contar con ellos
y compartir el recuerdo de los amigos que ya han desaparecido
pero que por nosotros no se han ido del todo.
Aquí de algún extraño modo, está todo lo que pude ser, como una de las mayores virtudes y uno de los mejores placeres de los que se puede gozar,
porque inmerso en la hostilidad cotidiana de todos los días,
me basta pensar en ellos y sé que puedo contar con ellos
y compartir el recuerdo de los amigos que ya han desaparecido
pero que por nosotros no se han ido del todo.
o lo que soy ahora,
o lo que seré en el resto que me queda... y es;
por lo que está aquí.
Aquí me siento cerca de la Filosofía, de la Metafísica, Ética y Estética. ¡Epistemología!...sin entender un diantres de sus silogismos, paradigmas y zurcidos, pero contemplando tantos objetos inmediatos de opinión... que la vista se me ilumina de éxtasis.
609 EL PALACIO BARGELLO
La observación es la base de todo conocimiento y disfruto de mi autonomía hasta lograr con muy pocos medios, un estado de ánimo equilibrado y gozoso.
Me basta caminar por el palacio Bargello y ver lo que han acumulado los laboriosos siglos del arte de la cultura occidental cristiana.
El Niño Pescador con sus hermosas pestañas de bronce,
El cuerpo desnudo de La Arquitectura... vaya diosa dolorosa, majestuosa. Agradezco a mi vieja nación laica, que me permitió estudiar esta profesión, gratis, porque no la hay mejor para disfrutar la vida y ser feliz sólo con ver.
Los artesonados del segundo piso y sus tirantes sosteniendo los arcos son hermosos. ¡Qué me hubiera gustado pintarlos!
Y el hermoso conjunto escultórico, recién restaurado
El cuerpo desnudo de La Arquitectura... vaya diosa dolorosa, majestuosa. Agradezco a mi vieja nación laica, que me permitió estudiar esta profesión, gratis, porque no la hay mejor para disfrutar la vida y ser feliz sólo con ver.
Los artesonados del segundo piso y sus tirantes sosteniendo los arcos son hermosos. ¡Qué me hubiera gustado pintarlos!
Y el hermoso conjunto escultórico, recién restaurado
610 EL DAVID DE DONATELLO
Este es el David de Donatello, poniendo su pie encima de la cabeza de Goliat, con postura victoriosa.
Miré por más 30 minutos esta obra, porque se me apareció de pronto, en una sala del segundo piso del palacio de Bargello.
Lógico es que sea una reproducción y no el original. Alguien me habría llamado la atención. Es probable que yo diera un espectáculo de curiosidad, por mi deseo de explorarla o que el guardia morbosamente se apiadara mi ridícula exhibición y me dejara hacer.
Sé que el placer de mirar es a veces plano y vacío, pero no aquí.
Sé que el acercamiento sensorial a la escultura, recurriendo al sentido del tacto, es lo mejor para el conocimiento de una obra.
El tacto posibilita un placer estético y un conocimiento diferente al proporcionado por la vista.
El tacto es el sentido para el cual está hecha la escultura. Lo otro son verdades discursivas o pamplinas.
Es de un pronunciado contrapposto provocado por la postura de David, en lo referente al pie encima de la cabeza de Goliat, y la rodilla izquierda, por lo tanto, más adelantada. . . movimiento de origen clásico que rompe la ley de frontalidad, al hacer descansar el peso del cuerpo sobre una sola pierna ...y parada que usan las lectoras del tiempo en televisión, para resaltar la curva de sus glúteos ¡qué me gusta esa palabra! ...y que una vez se la vi a Ludgarda Ponce, Ludgarda, sé que andas por allí...casada... a punto de enviudar...por lo que agradezco esa pose de escultura que no se olvida cuando generosamente se manifiesta a los amigos.
Es un desnudo aparentemente masculino. Como símbolo de la belleza va calzado con sandalias y con sombrero. Hay un cierto amaneramiento de las formas.
Es un desnudo aparentemente masculino. Como símbolo de la belleza va calzado con sandalias y con sombrero. Hay un cierto amaneramiento de las formas.
Comienzo a observar toques de sutil y gran sensualidad.
El rostro, que tiene una bella y serena expresividad, tiene algo de brutalidad animal. Debe ser porque la nariz sale recta desde la frente y no tiene esa concavidad que da al rostro una forma que leemos como inteligencia. Me parece de bajo coeficiente intelectual, si es que alguna vez hubo un modelo.
Los labios tienen una leve sonrisa de satisfacción que corona la postura presuntuosa de David. Al fin y al cabo la victoria sobre Goliat es una hazaña.
El pie que está sobre la cabeza de Goliat tiene entre sus dedos los ensortijados pelos del gigante y parecieran deslizarse entre ellos. ¡Eso es sexy!
En el torso de David, hay una musculatura poco desarrollada, infantil en cierto modo y tiene pequeños senos de niñA preadolescente… y las nalgas también tienen una redondez parvularia y femenina. Hay que imaginárselas con colaless.
Me alejo sorprendido por este aire femenino sin desarrollo, de la escultura. Sus pecho no son músculos pectorales, son incipientes senos.
Creo que es una niña el David de Donatello, así le ponga un pene entre las piernas.
Si lo miras de perfil descubrirás que el balance de las curvas de las nalgas y el vientre curvado hacia delante y hacia arriba, es la forma de lo que conocemos como “lolitas”, virginales niñas adolescentes. Nada hay de niñO en esa visión. ¿Y si Donatello estaba enamorado de su modelo?
Sus dedos sostienen una espada que no podría levantar pero que pudiera ser de Goliat y tan larga como para escribir en ella un tremendo texto:
En la otra mano empuña la piedra correcta. Quienes han usado la técnica del lanzamiento con honda – no resortera – sabemos que ese es el tamaño correcto como para derribar a un gigante. Pero ningún hombre apoyará su mano así contra su cadera. Es una mujer.
En el torso de David, hay una musculatura poco desarrollada, infantil en cierto modo y tiene pequeños senos de niñA preadolescente… y las nalgas también tienen una redondez parvularia y femenina. Hay que imaginárselas con colaless.
Me alejo sorprendido por este aire femenino sin desarrollo, de la escultura. Sus pecho no son músculos pectorales, son incipientes senos.
Creo que es una niña el David de Donatello, así le ponga un pene entre las piernas.
Si lo miras de perfil descubrirás que el balance de las curvas de las nalgas y el vientre curvado hacia delante y hacia arriba, es la forma de lo que conocemos como “lolitas”, virginales niñas adolescentes. Nada hay de niñO en esa visión. ¿Y si Donatello estaba enamorado de su modelo?
Sus dedos sostienen una espada que no podría levantar pero que pudiera ser de Goliat y tan larga como para escribir en ella un tremendo texto:
En la otra mano empuña la piedra correcta. Quienes han usado la técnica del lanzamiento con honda – no resortera – sabemos que ese es el tamaño correcto como para derribar a un gigante. Pero ningún hombre apoyará su mano así contra su cadera. Es una mujer.
¿No os conté que en mi vida bandolera me acercaba a los aeródromos y lanzaba rocas con mi honda para derribar a mi GOLIATH volador. Más de alguna vez sentí el hueco golpe de un peñascazo en el vientre de los aeroplanos del aeródromo El Belloto.
¡ Sí; yo era el maldito que intentaba derribarlos !
¿Qué tiene de sensualidad y eroticidad esta escultura?
El casco de la cabeza de Goliat tiene dos inmensas alas, una de ellas sube por la entrepierna del David. Si nunca has tenido la sensación de una pluma en la entrepierna, no sabes lo que es la sensualidad, el erotismo ni la lubricidad. Pide que te acarícien la entrepierna con una pluma de pavo real...
El casco de la cabeza de Goliat tiene dos inmensas alas, una de ellas sube por la entrepierna del David. Si nunca has tenido la sensación de una pluma en la entrepierna, no sabes lo que es la sensualidad, el erotismo ni la lubricidad. Pide que te acarícien la entrepierna con una pluma de pavo real...
611 Unos vendedores con sus chaquetas de cuero parloteando. Me llama la atención su fisonomía. Son delgados y de tamaño pequeño, con un color de piel oscura y el cráneo algo más pequeño y cuadrado que los originarios de estas tierras. Son bellos y atrevidos, agresivos con modales que no van a tono con los lugares. Se me hace que quienes diseñaron esta historia, la que se expresa aquí en Florencia, debían tener otras maneras. Me digo: serán del norte de Africa, ¿tunecinos? ¿libios? ¿L'ítalia sono anch'Io?
Recordaré - de otros de mis viajes - el impacto que recibí a mi llegada a Paraguay. Entré a comprar a un local donde atendía un coreano. Me vendió jabón y shampoo y no me envolvió las mercaderías como se acostumbra en mi país, ni emitió boleta como se acostumbra en mi país para luego sentarse sobre el mostrador a comer y chapotear sobre su sopa y con sus pies descalzos como no se acostumbra en mi país. Era distinto a los coreanos que vivían en mi país. Esos respetaban las normas de conducta y yo los respetaba. Eran buenos vecinos ¿Pero este mono sorbeteando su comida a pies desnudos sobre el mostrador qué cosa era? Un inmigrante en un país al que no respetaba, ni amaba.
Héme aquí parado, en Florencia, donde se me ha expresado la historia; la que me interesa, preguntándome qué siente un italiano originario, de la invasión, no de los turistas, que sí son odiosos, pero que vienen a admirarla, sino de aquellos que han venido a quedarse y vivir de su país.
Amazing Florence!Amazing Florence!
Posted by Art, Craft & Architecture on jueves, 22 de octubre de 2015
¿Qué les pasa a los italianos y a los europeos en general, con la inmigración?
LA RABIA Y EL ORGULLO de Oriana Fallacci
LA RABIA Y EL ORGULLO de Oriana Fallacci
Me dice:
Y a través de esa música y de ese paisaje aprendí qué es la Arquitectura, qué es la Escultura, qué es la Pintura y qué es el Arte.
Y a través de esa Iglesia comencé a preguntarme qué es el Bien, qué es el Mal...¡Por Dios!
¿Lo ves?
He escrito «por Dios». Con todo mi laicismo, con todo mi ateísmo. Estoy tan impregnada de la cultura católica que forma parte incluso de mi forma de expresarme. Adiós, gracias a Dios, por Dios, Jesús, Dios mío, Madonna mía, Cristo... Estas frases me vienen espontáneas.
Tan espontáneas que ni siquiera me doy cuenta de que las pronuncio o las escribo. ¿Quieres que te las diga todas?
Me encantan también esos cristos y esas vírgenes y esos santos pintados o esculpidos. Incluso tengo la manía de los iconos.
Me gustan también los conventos y los monasterios. Me proporcionan un sentido de paz y, a veces, incluso envidio a sus inquilinos. Y, además, admitámoslo: nuestras catedrales son más bellas que las mezquitas y las sinagogas. Son más bellas también que las iglesias protestantes...
En mi casa de campo, en Toscana, hay una pequeña capilla. Está siempre cerrada. Desde que murió mi madre, nadie entra en ella. Pero, a veces, yo voy a limpiarle el polvo, a controlar que los ratones no hagan allí sus nidos y, a pesar de mi educación laica, me encuentro en ella muy a gusto. A pesar de mi anticlericalismo, me muevo en la capilla como pez en el agua. Y creo que la mayoría de los italianos te confesaría lo mismo (A mí me lo confesó Berlinguer)
¡Santo Dios!, (me río), te estoy diciendo que nosotros, los italianos, no estamos en las mismas condiciones que los estadounidenses: mosaico de grupos étnicos y religiosos, mescolanza de 1.000 culturas, abiertos a cualquier invasión y, al mismo tiempo, capaces de rechazarlas todas. Te estoy diciendo que, precisamente porque está definida desde hace muchos siglos y es muy precisa, nuestra identidad cultural no puede soportar una oleada migratoria compuesta por personas que, de una u otra forma, quieren cambiar nuestro sistema de vida. Nuestros valores.
...Te estoy diciendo que entre nosotros no hay cabida para los muecines, para los minaretes, para los falsos abstemios, para su jodido medievo, para su jodido chador. Y si lo hubiese, no se lo daría. Porque equivaldría a echar fuera a Dante Alighieri, a Leonardo da Vinci, a Miguel Angel, a Rafael, al Renacimiento, al Resurgimiento, a la libertad que hemos conquistado bien o mal, a nuestra patria. Significaría regalarles Italia. Y yo, no les regalo Italia. Soy italiana.
Se equivocan los tontos que me creen ya estadounidense. Nunca he pedido la ciudadanía estadounidense. Hace años, un embajador americano me la ofreció a través del celebrity status y, tras haberle dado las gracias, le respondí: «Sir, estoy bastante vinculada a América. Me encanta, por ejemplo, el hecho de que cuando llego a Nueva York y entrego mi pasaporte con el certificado de residencia, el aduanero me diga con una gran sonrisa: «Welcome home». Me parece un gesto tan generoso y tan afectuoso. Pero yo, Sir, ya tengo una patria. Mi patria es Italia. Italia es mi madre. Sir, amo a Italia. Y coger la ciudadanía americana me parecería renegar de mi madre».
También le dije que mi lengua es el italiano, que en italiano escribo y que, en inglés, me traduzco y basta.
Con el mismo espíritu con el que me traduzco en francés, sintiéndola una lengua extranjera. Y también le conté que, cuando oigo el himno nacional me conmuevo. Que cuando escucho el «Hermanos de Italia, la Italia que está despierta, parapá, parapá, parapá» se me hace un nudo en la garganta. Ni siquiera me doy cuenta de que, como himno, es más bien malucho. Sólo pienso: es el himno de mi patria.
Por lo demás, el nudo en la garganta también se me pone cuando contemplo la bandera blanca, roja y verde que ondea al viento. Forofos de los estadios aparte, se entiende. Tengo una bandera blanca, roja y verde del XIX. Toda llena de manchas, de manchas de sangre y toda roída por la polilla. Y si bien en el centro está el escudo saboyano (sin Cavour y sin Victor Emmanuel II y sin Garibaldi que se inclinó ante esa insignia, no habríamos conseguido la Unidad de Italia), la guardo como oro en paño. La conservo como una joya.
¡Hemos muerto por esta tricolor! Ahorcados, decapitados, fusilados. Asesinados por los austriacos, por el Papa, por el duque de Módena, por los Borbones. Con esta tricolor hemos hecho el Resurgimiento. Y la unidad de Italia y la guerra en el Carso y la Resistencia. Por esta tricolor mi tatarabuelo materno, Giobatta, luchó en Curtatone y en Montanara y quedó horrendamente desfigurado por un trabucazo austriaco. Por esta tricolor, mis tíos paternos soportaron todo tipo de penalidades en las trincheras del Carso. Por esta tricolor, mi padre fue arrestado y torturado en Villa Triste por los nazi-fascistas. Por este tricolor, toda mi familia hizo la Resistencia. Una Resistencia que hice incluso yo. En las filas de Justicia y Libertad, con el nombre de guerra de Emilia. Tenía 14 años. Cuando al año siguiente, me dieron el alta en el Ejército Italiano-Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, me sentí tan orgullosa. ¡Jesús y María, había sido un soldado italiano! Y cuando me informaron de que, al darme de alta, me correspondían 14.540 liras, no sabía si aceptarlas o no. Me parecía injusto aceptarlas por haber cumplido mi deber con la patria. Pero las acepté. En casa, nadie tenía zapatillas. Y con ese dinero compramos zapatillas para mí y para mis hermanas.
Naturalmente, mi patria, mi Italia, no es la Italia de hoy. La Italia jaranera, cazurra y vulgar de los italianos que piensan sólo en jubilarse antes de los 50 y que sólo se apasionan por las vacaciones en el extranjero y por los partidos de fútbol. La Italia tonta, estúpida, pusilánime de esas pequeñas hienas que, por estrechar la mano de una estrella de Hollywood, venderían a su propia hija a un burdel de Beirut, pero si los kamikazes de Osama Bin Laden reducen miles de neoyorquinos a una montaña de cenizas que parece café machacado, dicen contentos: «Les está bien empleado a los americanos». La Italia escuálida, cobarde, sin alma,de los partidos presuntuosos e incapaces que no saben ni ganar ni perder, pero saben como pegar los grasientos traseros de sus representantes a las poltronas de diputados, de ministros o de alcaldes. La Italia todavía mussoliniana de los fascistas negros y rojos que te inducen a recordar la terrible profecía de Ennio Flaiano: «En Italia, lo fascistas se dividen en dos categorías: los fascistas y los antifascistas».
Caro mio Rubén;
Italia, es un país muy viejo. Su historia tiene al menos 3.000 años. Su identidad cultural es, pues, muy precisa y, dejémonos de tonterías, no está dispuesta a prescindir de una religión que se llama la Religión Católica y de una iglesia que se llama la Iglesia Católica. La gente como yo suele decir: «No quiero tener tratos con la Iglesia Católica...; Pero claro que los tenemos. Y muchos. Me guste o no. Nací en un paisaje de iglesias, conventos, cristos, vírgenes y santos.
La primera música que oí al venir al mundo fue la música de las campanas. Las campanas de Santa María del Fiore, cuyos tañidos sofocaba con su cháchara el muecín de la época de la tienda. Y con esa música y en medio de ese paisaje crecí. Y a través de esa música y de ese paisaje aprendí qué es la Arquitectura, qué es la Escultura, qué es la Pintura y qué es el Arte.
Y a través de esa Iglesia comencé a preguntarme qué es el Bien, qué es el Mal...¡Por Dios!
¿Lo ves?
He escrito «por Dios». Con todo mi laicismo, con todo mi ateísmo. Estoy tan impregnada de la cultura católica que forma parte incluso de mi forma de expresarme. Adiós, gracias a Dios, por Dios, Jesús, Dios mío, Madonna mía, Cristo... Estas frases me vienen espontáneas.
Tan espontáneas que ni siquiera me doy cuenta de que las pronuncio o las escribo. ¿Quieres que te las diga todas?
A pesar de que no le haya perdonado jamás al catolicismo las infamias que impuso durante siglos, comenzando por la Inquisición que quemaba incluso a las abuelas, pobres abuelas, y a pesar de que no esté en absoluto de acuerdo con los curas y no entienda nada de sus plegarias, me gusta tanto la música de las campanas... Una música que me acaricia el corazón.
Piazza della Santissima Annunziata Me encantan también esos cristos y esas vírgenes y esos santos pintados o esculpidos. Incluso tengo la manía de los iconos.
Me gustan también los conventos y los monasterios. Me proporcionan un sentido de paz y, a veces, incluso envidio a sus inquilinos. Y, además, admitámoslo: nuestras catedrales son más bellas que las mezquitas y las sinagogas. Son más bellas también que las iglesias protestantes...
Mira, el cementerio de mi familia es un cementerio protestante. Acoge a los muertos de todas las religiones, pero es protestante. Y una bisabuela mía era valdense.
Cuando era niña, una tía abuela evangélica me llevaba siempre a las funciones de su iglesia en Vía de Benci en Florencia y, Dios mío, cómo me aburría... Me sentía totalmente sola en medio de aquellos fieles que sólo cantaban salmos, con aquel cura que no era un cura y que sólo leía la Biblia, en aquella iglesia que no me parecía una iglesia y que, excepto un pequeño púlpito, sólo tenía un gran crucifijo. Nada de ángeles, ni de vírgenes, ni de incienso...Echaba de menos incluso el olor del incienso y me hubiera gustado estar en la vecina basílica de la Santa Cruz donde había todas estas cosas. Las cosas a las que estaba acostumbrada.
Cuando era niña, una tía abuela evangélica me llevaba siempre a las funciones de su iglesia en Vía de Benci en Florencia y, Dios mío, cómo me aburría... Me sentía totalmente sola en medio de aquellos fieles que sólo cantaban salmos, con aquel cura que no era un cura y que sólo leía la Biblia, en aquella iglesia que no me parecía una iglesia y que, excepto un pequeño púlpito, sólo tenía un gran crucifijo. Nada de ángeles, ni de vírgenes, ni de incienso...Echaba de menos incluso el olor del incienso y me hubiera gustado estar en la vecina basílica de la Santa Cruz donde había todas estas cosas. Las cosas a las que estaba acostumbrada.
En mi casa de campo, en Toscana, hay una pequeña capilla. Está siempre cerrada. Desde que murió mi madre, nadie entra en ella. Pero, a veces, yo voy a limpiarle el polvo, a controlar que los ratones no hagan allí sus nidos y, a pesar de mi educación laica, me encuentro en ella muy a gusto. A pesar de mi anticlericalismo, me muevo en la capilla como pez en el agua. Y creo que la mayoría de los italianos te confesaría lo mismo (A mí me lo confesó Berlinguer)
¡Santo Dios!, (me río), te estoy diciendo que nosotros, los italianos, no estamos en las mismas condiciones que los estadounidenses: mosaico de grupos étnicos y religiosos, mescolanza de 1.000 culturas, abiertos a cualquier invasión y, al mismo tiempo, capaces de rechazarlas todas. Te estoy diciendo que, precisamente porque está definida desde hace muchos siglos y es muy precisa, nuestra identidad cultural no puede soportar una oleada migratoria compuesta por personas que, de una u otra forma, quieren cambiar nuestro sistema de vida. Nuestros valores.
...Te estoy diciendo que entre nosotros no hay cabida para los muecines, para los minaretes, para los falsos abstemios, para su jodido medievo, para su jodido chador. Y si lo hubiese, no se lo daría. Porque equivaldría a echar fuera a Dante Alighieri, a Leonardo da Vinci, a Miguel Angel, a Rafael, al Renacimiento, al Resurgimiento, a la libertad que hemos conquistado bien o mal, a nuestra patria. Significaría regalarles Italia. Y yo, no les regalo Italia. Soy italiana.
Se equivocan los tontos que me creen ya estadounidense. Nunca he pedido la ciudadanía estadounidense. Hace años, un embajador americano me la ofreció a través del celebrity status y, tras haberle dado las gracias, le respondí: «Sir, estoy bastante vinculada a América. Me encanta, por ejemplo, el hecho de que cuando llego a Nueva York y entrego mi pasaporte con el certificado de residencia, el aduanero me diga con una gran sonrisa: «Welcome home». Me parece un gesto tan generoso y tan afectuoso. Pero yo, Sir, ya tengo una patria. Mi patria es Italia. Italia es mi madre. Sir, amo a Italia. Y coger la ciudadanía americana me parecería renegar de mi madre».
También le dije que mi lengua es el italiano, que en italiano escribo y que, en inglés, me traduzco y basta.
Con el mismo espíritu con el que me traduzco en francés, sintiéndola una lengua extranjera. Y también le conté que, cuando oigo el himno nacional me conmuevo. Que cuando escucho el «Hermanos de Italia, la Italia que está despierta, parapá, parapá, parapá» se me hace un nudo en la garganta. Ni siquiera me doy cuenta de que, como himno, es más bien malucho. Sólo pienso: es el himno de mi patria.
Por lo demás, el nudo en la garganta también se me pone cuando contemplo la bandera blanca, roja y verde que ondea al viento. Forofos de los estadios aparte, se entiende. Tengo una bandera blanca, roja y verde del XIX. Toda llena de manchas, de manchas de sangre y toda roída por la polilla. Y si bien en el centro está el escudo saboyano (sin Cavour y sin Victor Emmanuel II y sin Garibaldi que se inclinó ante esa insignia, no habríamos conseguido la Unidad de Italia), la guardo como oro en paño. La conservo como una joya.
¡Hemos muerto por esta tricolor! Ahorcados, decapitados, fusilados. Asesinados por los austriacos, por el Papa, por el duque de Módena, por los Borbones. Con esta tricolor hemos hecho el Resurgimiento. Y la unidad de Italia y la guerra en el Carso y la Resistencia. Por esta tricolor mi tatarabuelo materno, Giobatta, luchó en Curtatone y en Montanara y quedó horrendamente desfigurado por un trabucazo austriaco. Por esta tricolor, mis tíos paternos soportaron todo tipo de penalidades en las trincheras del Carso. Por esta tricolor, mi padre fue arrestado y torturado en Villa Triste por los nazi-fascistas. Por este tricolor, toda mi familia hizo la Resistencia. Una Resistencia que hice incluso yo. En las filas de Justicia y Libertad, con el nombre de guerra de Emilia. Tenía 14 años. Cuando al año siguiente, me dieron el alta en el Ejército Italiano-Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, me sentí tan orgullosa. ¡Jesús y María, había sido un soldado italiano! Y cuando me informaron de que, al darme de alta, me correspondían 14.540 liras, no sabía si aceptarlas o no. Me parecía injusto aceptarlas por haber cumplido mi deber con la patria. Pero las acepté. En casa, nadie tenía zapatillas. Y con ese dinero compramos zapatillas para mí y para mis hermanas.
Tampoco es la Italia de los magistrados y de los políticos que, ignorando la consecutio-temporum, pontifican desde las pantallas televisivas con monstruosos errores de sintaxis.
Tampoco es la Italia de los jóvenes que, teniendo tales maestros, se ahogan en la ignorancia más escandalosa, en la superficialidad más ingenua y en el vacío más absoluto. De ahí que a los errores de sintaxis ellos añadan los errores de ortografía y si les preguntas quiénes eran los Carbonarios, quiénes eran los liberales, quién era Silvio Pellico, quién era Mazzini, quién era Massimo D'Azeglio, quién era Cavour, quién era Víctor Emmanuel II, te miran con la pupila cerrada y la lengua floja. No saben nada. Como máximo, estos pequeños idiotas sólo saben recitar los nombres de los aspirantes a terroristas en tiempos de paz y de democracia, ondear las banderas negras y esconder el rostro detrás de pasamontañas. Ineptos.
Y tampoco me gusta la Italia de las chicharras que, después de leer esto, me odiarán por haber escrito la verdad. Entre un plato de espaguetis y otro, me maldecirán, desearán que sea asesinada por uno de sus protegidos, es decir, por Osama Bin Laden. No, no. Mi Italia es una Italia ideal. Es la Italia que soñaba de muchacha, cuando fui dada de alta del Ejército Italiano-Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, y estaba llena de ilusiones. Una Italia seria, inteligente, digna y valiente y, por lo tanto, merecedora de respeto.
Y cuidado con el que me toque a esa Italia o con el que se ría o se burle de ella. Cuidado con el que me la robe o con el que me la invada. Porque para mí es lo mismo que los que la invaden sean los franceses de Napoleón, los austriacos de Francisco José, los alemanes de Hitler o las comparsas de Osama Bin Laden. Y me da lo mismo que, para invadirla, utilicen cañones o pateras.
Te saludo afectuosamente, mi querido RUBÉN, y te advierto: no me pidas nada nunca más. Y mucho menos que participe en polémicas vanas. Lo que tenía que decir lo dije. Me lo han ordenado la rabia y el orgullo. La conciencia limpia y la edad me lo han permitido. Pero ahora tengo que volver al trabajo y no quiero ser molestada.
Tampoco es la Italia de los jóvenes que, teniendo tales maestros, se ahogan en la ignorancia más escandalosa, en la superficialidad más ingenua y en el vacío más absoluto. De ahí que a los errores de sintaxis ellos añadan los errores de ortografía y si les preguntas quiénes eran los Carbonarios, quiénes eran los liberales, quién era Silvio Pellico, quién era Mazzini, quién era Massimo D'Azeglio, quién era Cavour, quién era Víctor Emmanuel II, te miran con la pupila cerrada y la lengua floja. No saben nada. Como máximo, estos pequeños idiotas sólo saben recitar los nombres de los aspirantes a terroristas en tiempos de paz y de democracia, ondear las banderas negras y esconder el rostro detrás de pasamontañas. Ineptos.
Y tampoco me gusta la Italia de las chicharras que, después de leer esto, me odiarán por haber escrito la verdad. Entre un plato de espaguetis y otro, me maldecirán, desearán que sea asesinada por uno de sus protegidos, es decir, por Osama Bin Laden. No, no. Mi Italia es una Italia ideal. Es la Italia que soñaba de muchacha, cuando fui dada de alta del Ejército Italiano-Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, y estaba llena de ilusiones. Una Italia seria, inteligente, digna y valiente y, por lo tanto, merecedora de respeto.
Y cuidado con el que me toque a esa Italia o con el que se ría o se burle de ella. Cuidado con el que me la robe o con el que me la invada. Porque para mí es lo mismo que los que la invaden sean los franceses de Napoleón, los austriacos de Francisco José, los alemanes de Hitler o las comparsas de Osama Bin Laden. Y me da lo mismo que, para invadirla, utilicen cañones o pateras.
Te saludo afectuosamente, mi querido RUBÉN, y te advierto: no me pidas nada nunca más. Y mucho menos que participe en polémicas vanas. Lo que tenía que decir lo dije. Me lo han ordenado la rabia y el orgullo. La conciencia limpia y la edad me lo han permitido. Pero ahora tengo que volver al trabajo y no quiero ser molestada.
- La rabbia e l'orgoglio. (Oriana Fallacci falleció en su Florencia natal, 2006) Dedicó sus últimas obras a defender la civilización occidental, frente al fundamentalismo islámico por el alarmante proceso de islamización de Occidente y que denominó Eurabia y que en su opinión, ha contado con la complicidad de la izquierda europea
1 comentario:
Verdaderamente Fascinante!!!
Publicar un comentario