El perro es pura magia en sí misma. Se pueden ver las pinceladas de los pelillos... ¡Impresionante!
La lámpara es maravillosa y a pesar de estar en todo el centro y ocupar gran parte de la obra, apenas nadie repara en ella. Esas sombras, ese brillo, esa vela... pura magia
Al fondo, en la pared, se puede leer: Johannes de Eyck fuit hic 1434 "Jan van Eyck estuvo aquí".
Esas zapatillas merecen un bodetón en sí mismas. Y la alfombra parece que puedes cogerla y sacudirla por la ventana.
La vidriera de la parte superior izquierda tampoco tiene desperdicio. Es maravillosamente real.
Las pequeñas esculturas podrían ser cuadros en sí mismos. No falta un detalle, una sombra...
Sin embargo, el mejor detalle de todos es el espejo convexo gracias al cual podemos ver toda la estancia donde el matrimonio acaba de hacer los votos. Es una mezcla (salvando todas las distancias, evidentemente) de Las meninas de Velázquez y Escher.
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