La tarea...

La gente grita que quiere un futuro mejor, pero el futuro es un vacío indiferente, mientras que el pasado está lleno de vida.

Su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo.

Todos quieren hacer de la memoria un laboratorio para retocar las fotografías y rescribir las biografías y la historia.

CONTEMPLANDO EN MI MEMORIA HACIA AQUEL LUGAR (Milonga pa´recordarte)

Croquis Palacio Astoreca - 1979.- Plaza Joaquin Edwards Bello - Valparaíso.
En nuestro peregrinar por recintos de estudios, luego que el terremoto del 71 nos dejara sin escuela, llegamos al Local O´Higgins. Extraño nombre para una Facultad. El traslado desordenó todo y aparecieron nuevos rostros. Comenzaron a deslumbrar aquellos que tenían, un aura especial, hábiles en el dibujo, en el discurso, en el humor y en el esplendor de buenas personas. Sí. Evidente. Muchas descollaban por su belleza sin abalorios. Es que eran jóvenes. Entre ellas una muchacha con delantal blanco y funcionaria del departamento de fotografía. En mi opinión, la más bella. Perfecta pero parca y demasiado seria. Vasca. Su nombre era DOLORES y esposa de un profesor. Y sería todo.

Frente a la fachada de las mansardas del edificio Brown - a la izquierda -  se ven las cubiertas del edificio con locales, el local de la izquierda corresponde al LOCAL O'HIGGINS
Lo cierto es que no la volví a ver hasta años después con niños y Sergio Benavides como colega en la oficina de Arquitectura que compartimos con él y Osvaldo Muñoz. Allí; en la Plaza Aníbal Pinto, en la misma manzana del viejo Local O’Higgins. Local que Osvaldo había remodelado como “Banco Do Brazil”. Nos reímos con sarcasmo cuando nos comentó que en los muros del entretecho había encontrado “las armas” del Frente de Estudiantes Revolucionarios, el FER; unos perfectos montoncitos de piedras ordenados piramidalmente. Me enorgullece que tres maestros – el otro era Octavio Pérez – hayan decido acogerme en su oficina. Aprendí con ellos a proyectar en serio y construir; ejercer.

El 73, Sergio fue sacado de su casa por una patrulla militar . Entonces el menor de sus niños le preguntó al teniente.

- ¿Vas a matar a mi papá?

Volvió al hogar a salvo y además pudo brindar su amistad afable y radiante durante años, a muchos, hasta el final de sus días.
Miramar 111 - Casa de Sergio y Lolita -  1985.-  (Plaza Joaquín Edward Bello) - Valparaíso.-

Para una noche de Año Nuevo - igual a esta - llegamos a su casa de dos pisos de la Plaza Joaquin Edwards Bello. El primer piso era su taller, en el segundo estaba la vivienda y el amplísimo salón de las festividades. Había una colección disparatada de personajes fellinianos. No recuerdo a Osvaldo. Uno de ellos y de profundo vozarrón, me atrapó con su largo, estudioso y vociferante discurso de la CATEDRAL DE NOTRE DAME DE CHARTRES. Un erudito alucinante en su sapiencia, informándonos que ella - la Catedral - es una gigantesca caja de resonancia armónica, construida sobre una gruta druídica, un instrumento musical que aún hoy vibra intensamente recogiendo las corrientes telúricas y las proyecta sobre el individuo que penetra en ella. Porque Chartres, según él; forma parte de un sistema mayor de santuarios en el mundo, un sistema que dibuja sobre el mapa de Francia una reproducción de la constelación de Virgo, en la que las catedrales de la Galia ocupan las posiciones de las principales estrellas. Salimos al balcón. La luna inmensa y sus estrellas de verano sobre la bahía de Valparaíso - nuestro mapa de navegación y de siempre - se diluían por las volutas del humo. En eso estábamos cuando Lolita - que así le decíamos a DOLORES - me dice:

- ¿Bailamos un tango, Rubén? No sé bailarlo, le dije.

- Yo te enseño. Ven.

Y así fue. Partimos al salón, la tomé de la cintura. Pude. Y su mano se estrechó con precisión en la mía. Calzó. Dale. Sabía que alguna vez la contemplé tras los vidrios de mi adolescencia.

Fueron cuatro tangos. Y como ves; inolvidables. En esos minutos ella fue “una formidable caja de resonancia armónica, un instrumento musical que aún hoy, vibra y recoge las corrientes telúricas y las proyecta”, sobre este individuo que la recuerda.

Sergio y Lolita forman parte del santuario mayor de la constelación de mis recuerdos.


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