La tarea...

La gente grita que quiere un futuro mejor, pero el futuro es un vacío indiferente, mientras que el pasado está lleno de vida.

Su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo.

Todos quieren hacer de la memoria un laboratorio para retocar las fotografías y rescribir las biografías y la historia.

AYER

 


Mientras mi hija conducía, me preguntó:
- ¿Por qué llevas un libro?
- Para leerte un poema - le respondí -. 

- Está sacado de un libro que a muchos les parece curioso, un tanto ocultista o supersticioso, pero hay filósofos tan eminentes como Karl Jaspers afirmando que para un estudio de la filosofía oriental es imprescindible su lectura. Gandhi mismo dijo: «Mi vida fue una serie de tragedias exteriores, y si estas no dejaron huella visible en mí, es gracias a las enseñanzas del Bhagavad Gita».

- Lo conozco, papá. «Ese poema merece algo más de respeto» decía Kant - respondió ella.

Mientras conducía, la miré. Que los hijos sepan cosas que los padres desconocen implica comprobar cuán grandes son, hasta dónde han llegado en sus búsquedas espirituales, dónde están.

Me contuve de compartir otros datos que tenía preparados, como el que «Gracias al Bhagavad Gita podemos alcanzar una idea clara de la más practicada y elevada de las religiones indias» según Hegel, o las palabras de Lamartine: «Siempre recuerdo el vértigo santo que sentí la primera vez que leí unos fragmentos de esa poesía sánscrita»

Y ella, como si leyera mi mente, comentó:

- Me leyeron los poemas en sánscrito.

Hizo un cambio a quinta marcha, y me quedé mirando el punto de fuga de la ruta.

Malraux afirmó: «Son palabras divinas…».
Albert Schweitzer: «Si esta obra marcó tan profundamente el espíritu europeo es porque, por primera vez en nuestra historia, exigía que el amor y la devoción a Dios se manifestaran en los actos».
Albert Einstein - no recuerdo sus palabras exactas - también expresó cómo ese poema místico le infundió una mayor conciencia de la bondad y la omnipotencia de Dios. Esos eran los nombres que tenía para exaltar la importancia del poema que quería leerle, pero opté por callar para no caer en la pedantería.

Mientras el sol de la tarde se filtraba en el auto, procedí a leerle el poema:

Del sol radiante,     yo soy la luz.
Entre los purificadores,     yo soy el viento.
Entre las aguas,     yo soy el océano.
De la tierra,     yo soy el aroma original.
Del agua,     yo soy el sabor.
Entre los avasalladores,     yo soy el tiempo.
Entre las armas,     yo soy el rayo.
En las cosas secretas,     yo soy el silencio.

(Bhagavad Gita)

Lo leí dos veces, y la tercera vez lo recité de memoria. Cada verso repetido se expandía en miles de nuevos significados y matices, porque no hay un elemento del universo donde estas palabras no tengan un sentido cósmico.

No dejemos de repasar las enseñanzas del cristianismo, la sabiduría de China o la espiritualidad de la India. Sin el sentimiento religioso que los milenios han legado a la humanidad, advendrá una historia en la que el hombre ya no podrá reconocer su rostro.


LAS MEDIAS NYLON.


 

Alcancé a ver estas medias en las piernas de mi abuela y era un drama el tema de las costuras debían quedar con una verticalidad perfecta al igual que las líneas de los pantalones que usaban los varones. Uno ayudaba poniendo el espejo. Cualquier torcedura delataba descuido en una era de faldas ajustadas bajo la rodilla y decoro social.

El drama mayor era cuando "se le corría un punto", hilos traicioneros que devoraban la prenda con un roce mínimo. Eran caras, además.

Para sostenerlas, se usaban ligas elásticas causante de las varices según decían y portaligas: un artilugio elástico en la cintura con 4-6 tiras por lado, terminadas en ganchos metálicos que se clavaban en el borde superior. Esas se las vi a mi abuela y eran un accesorio sexy. Calculo que quienes las usan no debían moverse mucho.

Hasta que aparecieron las pantimedias por culpa de la minifalda de Mary Quant con piernas libres como símbolo de liberación y digámoslo, también como modernos cinturones de castidad. Fue una por otra. Más piernas pero menos misterio.

Hoy son reliquias en museos de moda, las medias de nailon simbolizaron algo de la fragilidad humana.

Pasamos de la costurera de barrio al supermercado, del drama a la cotidianidad. El tiempo no solo moldeó piernas, sino los roles de género y también la economía doméstica. 


EL RECAUDADOR DE IMPUESTOS Y SU ESPOSA


 


 Autor: Marinus van Reymerswaele (c. 1490-1546)
1539
Óleo sobre tabla de roble,
79x107 cm.


En la Edad Media, el arte era casi todo religioso (pinturas de santos, Biblias ilustradas, etc. Con el Renacimiento eso evoluciona y sigue habiendo arte sacro, pero aparece otros temas, ahora asociados a una "nueva religión": el dinero y el capitalismo. La pintura muestra a un "cambista" (persona que cambia monedas o cobra impuestos, como un banquero primitivo). Esto representa cómo el comercio y la riqueza empiezan a ser "adorados" como una fe.
En la época, la Iglesia criticaba la avaricia (pecado capital) Los cambistas existían desde la Antigua Roma, pero ahora se pintan con glamour, como si fueran respetables. Es una ironía, sugiere que el dinero se vuelve "sagrado" en la sociedad.
Van Reymerswaele (el pintor) la hace caótica: la mesa está llena de monedas, libros de cuentas, balanzas y papeles desordenados. Esto crea "tensión" visual (como si el cuarto fuera un lío estresante). Algunos expertos ven aquí una crítica social: no es una alabanza al dinero, sino una sátira. En el siglo XVI, la usura (prestar dinero con interés) era pecado según la Iglesia, y la mayoría lo veía como inmoral. El desorden simboliza la codicia que corrompe la vida.
Es un cuadro pedagógico.


FLORES DE PAPEL CREPÉ, CASI ETERNAS.


 

" Día de los difuntos y de sus deudos. Ese día, la casa se impregnaba de olor a papel y cera, y los ramos de flores artificiales esperaban listos para la venta.

Durante la semana anterior nos reuníamos en la cocina grande, envueltos en un silencio para trabajar. No era complicado; era solo un hábito familiar, un ritual sencillo para preparar las flores de papel crepé. Mi abuela, mi mamá y mis hermanas.

Empezábamos cortando el crepé bajo la luz de la bombilla: óvalos rojos, amarillos o blancos para los pétalos. Con el pulgar y el filo de la tijera, enrollábamos los bordes despacio, dándoles con suavidad un rizo simple. Algunos salían perfectos, otros torcidos, pero seguíamos aprendiendo con cada intento.

Luego, al calor de la estufa de carbón y leña, entibiábamos los instrumentos de distintos tamaños que parecían atornilladores con bolitas de acero en la punta. Sobre la almohadilla de arena, colocábamos el pétalo y presionábamos con un giro corto. El papel se curvaba en el centro o los bordes; lo dejábamos enfriar, paciente, para que la forma se fijara.

Al centro nacía el estambre en crepé amarillo, fruncido y pegado con UHU. ¡Su olor me encantaba! Aunque quemaba la lengua si lo probabas.

Uníamos los pétalos en espiral, del más pequeño al grande, hasta darle cuerpo a la flor. Los sépalos verdes tapaban las uniones en la base. Los tallos eran alambres delgados, torcidos y forrados de tiras largas de crepé verde humedecido. Eso mi mamá lo hacía con tremenda rapidez. Las ideas las sacaba de un libro de botánica. En esos tiempos se enseñaba botánica en los colegios y teníamos buenos libros.

Para las hojas, cortábamos la cartulina verde en forma de punta de flecha, a veces con tijera zigzag para bordes dentados, las doblábamos en el medio y las sumergíamos un segundo en cera derretida de velas, calentada a baño maría. Las sacábamos brillantes y firmes, las escurríamos en papel manteca y esperábamos que se secaran antes de pegarlas al tallo, tres a media altura. Esa era la parte mágica porque sus brazos se movían con elegancia, como en una danza.

Al final, fijábamos el capullo al tallo con alambre o pegamento, y la flor reposaba sobre la mesa, simple y hermosa.

La abuela que era como la experta en gestión, las juntaba en ramos o coronas, para venderlas o llevarlas al cementerio Sara Braun de Punta Arenas, al mausoleo donde estaba mi papá. Las flores estaban hechas con lo que teníamos y nos unía a todos en ese día de la ausencia más dolorosa.

Hoy recuerdo el calor de esas tardes y el valor de una tradición tan nuestra. Lo confirmé en los cementerios áridos del norte salitrero, donde flores de papel crepé casi eternas, hablan más de los vivos que de los muertos.

Si quieres intentar hacer flores de papel crepé casi eternas, ve paso a paso: con paciencia, todo saldrá bien. La vida continua."

ORO


En la página de mi otra patria, publiqué esta imagen que corresponde a un buscador de oro en Tierra del Fuego, oficio que desempeñaron muchos inmigrantes "austrohúngaros-yugoeslavos-dálmatas croatas". Aquí posa uno con botas de vado haciendo el símbolo del partido comunista con sus herramientas delante de su rancho de latas cubierto con champas para optimizar la aislación.

La explotación de oro duró en Tierra del Fuego apenas unos 12 a 15 años y permitió a estos inmigrantes, unos 10.000 - en los que también hubo chilotes - hacerse de una pequeña fortuna como para asentarse y levantar un negocito en Punta Arenas, pero a muchos los atrapó "la fiebre del oro", mal que afecta sicológicamente con euforia maníaca, insomnio por excitación, abandono impulsivo de familias, trabajos estables, y una obsesión irracional por el oro que nubla el juicio.

Apenas un 10-20% ganaba algo significativo y sus efectos sicológicos eran devastadores; ansiedad y depresión los llevaba a la desesperación, con tasas altas de suicidios y alcoholismo. Muchos regresaban arruinados, sufriendo "melancolía de minero". Otros se transformaban en adictos al riesgo impulsando comportamientos compulsivos como apostar todo en juegos de azar o ignorar peligros, exacerbado por el aislamiento social.

Tenían altos índices de robos, tiroteos por disputas de reclamos mineros y linchamientos. La discriminación y crímenes contra los pueblos originarios y particularmente las mujeres selk´nam fueron brutales.

Leamos la historia del abuelo de Liliana Bahamondes. -->

" Mi abuelo se escapó de su casa a los 14 años porque su papá había muerto y su mamá lo había puesto como jefe de la familia y tenía que trabajar y mantener a su familia. A mí abuelo la idea no le gustó y en un trapo puso manzanas, pan, y se fue al puerto. Había un barco y se metió abajo en las bodegas entre sacos de papas y cebollas.

Cuando el barco partió, salió de su escondite. Varios días navegando. Un día que el barco se detuvo mi abuelo se bajó, había llegado a la Isla de Tierra del Fuego. Se hizo amigo de unos bucaneros que andaban en la onda del oro en los ríos. Él se fue con ellos y aprendió a encontrar oro en los ríos, pepitas.

Cuando cumplió 18 años se presentó al Regimiento para hacer el Servicio Militar; al Regimiento Pudeto en Punta Arenas. Mi abuelo llevó sus pepitas y vendió algunas y con esa plata se compró una casa. La vistió un poco y mandó a buscar a su madre y a sus 6 hermanos y hermanas. Y las pepitas que le sobraron las enterró abajo del piso de su casa. Y se fue dos años a hacer el Servicio Militar. Cuando volvió vendió las pepitas que le quedaban e instaló una carpintería para que sus hermanos hombres, antes de cumplir 18 años, trabajen en algo. Y él volvió a buscar pepitas.

Así estuvo varios años hasta que un día se casó. Sus hermanos y hermanas ya empezaron a trabajar y se fueron a la Argentina con la madre. Y él iba y volvía, no podía abandonar esa vida. Se murió mi abuela cuando mi mamá tenía 9 años y el menor de mis tíos tenía 3 meses. Buscó una empleada para criarlos y él seguía con su vida.

Creo, se puede decir, que le dio La Fiebre del Oro.
Y él vivía en la Isla en esa construcción que se ve en la foto y en la ciudad en una casa linda. Después tuvo 5 casas, pero siempre vivió en la primera que se compró.

La historia de mi abuelo tiene una 2da. parte, pero es horrible. Estuvo cargada de depresiones, alcohol, abandono y golpizas a su mujer y sus hijos. Y no la quiero contar."



En ese tiempo, muchas naves partían y no volvían. los que volvían relataban su encuentro con grandes peces que tiraban agua, pasando a formar parte de una gran serie de monstruos marinos a los que responsabilizaban de tantas desapariciones.

De este mundo primitivo vienen los terraplanistas y las teorías conspirativas que comparten un núcleo común:
- el rechazo a la evidencia científica,
- la desconfianza en instituciones y
- una narrativa de "verdad oculta".
 

Esto ya lo hemos visto en los seguidores de ovnis y cazadores del Yeti o Pie Grande.

Estas creencias no surgen de mentes "locas" en un sentido clínico, sino de perfiles psicológicos específicos que buscan explicaciones simples en un mundo complejo. Son mentes con sesgos cognitivos como el de confirmación (aceptan solo lo que valida sus miedos), baja alfabetización científica y una alta necesidad de control ante la incertidumbre. De allí mismo viene la militancia en la religión.

No es ignorancia pura, sino una defensa emocional: la "verdad oculta" les da agencia, un sentido de pertenencia en comunidades cerradas y una ilusión de superioridad moral sobre los "engañados" por la ciencia o la política. De allí el "éxito" de los youtuber. Estudios de la Universidad de Cambridge (2023) muestran que estos perfiles son comunes en entornos de estrés social, como el chileno, donde el 20-30% de adultos vulnerables caen en espirales conspirativas. Tómale el peso a eso.

Detallo tendencias parecidas y de similitudes estructurales:
- Chemtrails: --> Afirma que las estelas de aviones son químicos tóxicos dispersados por gobiernos para controlar la población o el clima.
- Negacionismo climático: --> Rechaza el calentamiento global como un "engaño" de la ONU para imponer impuestos o un "nuevo orden mundial".
- QAnon: --> Cree en una red satánica de pedófilos élite (demócratas, Hollywood) combatida por un "salvador" (Trump u otros).

Antivacunas: --> Vacunas causan autismo, esterilidad o chips de control (inspirado en Bill Gates).
- Reptilianos/Illuminati: --> Élites mundiales (políticos, famosos) son reptiles alienígenas o miembros de una sociedad secreta que domina todo.
- Tierra hueca: --> La Tierra es un caparazón con civilizaciones avanzadas en el interior, accesibles por polos.
- Engaño del alunizaje: --> El aterrizaje en la Luna de 1969 fue filmado en un estudio de Hollywood por la NASA.
- Control mental 5G/IA: --> Redes 5G o IA (como ChatGPT) implantan pensamientos o vigilan mentes vía ondas.

Si todos estos sujetos hubieran nacido en 1500, pertenecerían a los difusores de mitos y leyendas fantásticas. 

DEFENSA DE HITLER


Me tiene harto el History Channel con su relato simplista sobre Hitler, esa narrativa cómoda que reduce todo a un villano solitario y oculta las raíces sistémicas, las fuerzas colectivas que lo engendraron y lo sostuvieron. Hitler no cayó del cielo como un meteorito maligno; fue el producto inevitable de un ecosistema tóxico: resentimientos nacionales profundos, intereses económicos voraces y alianzas políticas oportunistas que lo catapultaron al poder en 1933 y lo mantuvieron allí durante doce años de horror.

Muchas de esas fuerzas poderosas -élites, instituciones y corporaciones- se lavaron las manos tras la derrota, reconstruyeron sus imágenes con astucia y persistieron en formas más sutiles y veladas. 

Esta versión de "un loco hipnotizador" no solo exime de responsabilidad a sociedades enteras, sino que desarma nuestra vigilancia: permite que dinámicas fascistas similares resurjan hoy, camufladas bajo el manto del populismo o el "realismo económico". 

Para y reflexiona: ¿qué fuerzas "grandes y poderosas" se esconden ahora detrás de los candidatos que prometen salvación simple? Reconocer la complicidad sistémica es el primer paso para desmantelarla.

Se pinta a Hitler como un demagogo carismático que embrujó a una nación pasiva, pero la realidad es más cruda: él fue el catalizador, no el creador. El Partido Nacional Socialista del Pueblo Alemán, un bloque derechista, lo maniobró hacia la cancillería mediante un nombramiento "legal" pero turbio, viéndolo como un dique contra el comunismo. 

Industriales como Fritz Thyssen y Emil Kirdorf inyectaron fondos al NSDAP desde 1931, seducidos por las promesas de mano de obra barata y la aniquilación de sindicatos. Incluso la izquierda alemana, fracturada entre socialdemócratas y comunistas, allanó el camino al no forjar una alianza contra la amenaza común. 

En un sistema capitalista al borde del colapso, Hitler fue el chispazo; culparlo solo a él absuelve a los engranajes que lo hicieron girar.

Una vez en el poder, el nazismo se reveló no como un delirio personal, sino como una maquinaria respaldada por los pilares de la sociedad alemana. La Iglesia Católica legitimó al régimen a cambio de salvaguardas para sus fieles, mientras el protestantismo luterano se fundía con el "cristianismo alemán" teñido de antisemitismo. El ejército vio en Hitler al restaurador de la gloria prusiana. 

Pero el verdadero motor económico de la atrocidad fue aún más cínico: empresas alemanas suministraron el Zyklon B para las cámaras de gas y explotaron mano de obra esclava en Auschwitz. Siemens, Krupp y Volkswagen florecieron con contratos estatales, fabricando tanques y "coches del pueblo" a costa de prisioneros de guerra. Ni las multinacionales extranjeras se apartaron: Ford y General Motors montaron vehículos para la Wehrmacht, e IBM entregó tecnología para censos raciales que agilizaron deportaciones masivas. Estas no fueron meras "colaboraciones pasivas"; eran inversiones calculadas en un régimen que ofrecía estabilidad anticomunista y ganancias obscenas.

El Holocausto, lejos de ser un "exceso" hitleriano, fue un proyecto sistémico orquestado donde se coordinaron ministerios, empresas y ferrocarriles en la "Solución Final". Funcionarios, banqueros y ejecutivos comunes ejecutaron el genocidio por obediencia ciega y codicia personal. Nada muy distinto de lo que hoy presenciamos en el genocidio palestino, donde estructuras de poder globales se benefician en silencio.

Tras el Holocausto y la derrota nazi, los Juicios de Núremberg pusieron el foco en "criminales de guerra individuales", dejando intactas las estructuras sistémicas que los habilitaron. Corporaciones como Volkswagen se reintegraron a la economía de posguerra con multas simbólicas, mientras bancos suizos blanquearon oro nazi y activos judíos saqueados, amasando fortunas que aún circulan. 

Miles de exnazis escalaron en la administración, el ejército y las empresas.  Estados Unidos reclutó científicos nazis como Wernher von Braun para la NASA, priorizando la Guerra Fría sobre la justicia.

Al externalizar la culpa en Hitler -el "monstruo único"-, se permitió que el capitalismo alemán renaciera de las cenizas nazis, y que ideales como el Lebensraum o el antisemitismo mutaran en narrativas de "defensa nacional" o "críticas al globalismo". Esta dinámica no es una reliquia del pasado; apuntar a Hitler como arquetipo del mal absoluto desarma nuestra defensa contra fascismos modernos. Al reducirlo a un "individuo loco", ignoramos sistemas similares que operan hoy.

Piensa en el ascenso de Viktor Orbán en Hungría o Jair Bolsonaro en Brasil: no son "nuevos Hitlers", pero prosperan en crisis económicas y divisiones sociales, respaldados por oligarcas y medios que blanquean su imagen como "defensores del pueblo". 

En Europa, hay partidos que reviven tropos antisemitas y antiinmigrantes, culpando a "élites globales" en vez de escudriñar desigualdades estructurales. 

Corporaciones multinacionales financian campañas populistas para desregular mercados, mientras gobiernos "democráticos" erosionan derechos laborales. 

La lección no es solo "nunca más un Hitler", sino "nunca más un sistema que lo tolere". Al no desmantelar esos engranajes -educación deficiente en historia crítica, desigualdad galopante, impunidad corporativa-, dejamos que el fascismo persista no como figura carismática, sino como un bluff estructural, invisible y omnipresente.

En resumen, Hitler fue el rostro visible, la fachada de un proyecto colectivo impulsado por poder, codicia y miedo. 

¿Y la masa alemana, el pueblo qué hizo? No solo toleró el nazismo; lo abrazó activamente. Este respaldo no fue un trance hipnótico o un engaño pasivo, sino el fruto de resentimientos acumulados, promesas cumplidas y una manipulación cultural que caló en todos los estratos sociales. En las elecciones de marzo de 1933, el NSDAP mantuvo el 43,9% de los votos; no era un apoyo marginal, sino transversal: el 40% de protestantes y católicos lo respaldaron, y en zonas rurales alcanzó el 50%. Para el pueblo, Hitler no era un extremista, sino un salvador pragmático, un "hombre fuerte".

La propaganda de Goebbels forjó un "culto al Führer" que impregnaba todo: el 90% de la prensa lo idolatraba, y encuestas internas nazis registraban un 80-90% de aprobación. y hoy el 80% pueblo de Israel apoya el extermino palestino.

Plebiscitos manipulados pero reveladores lo confirmaban: el 99% avaló el Anschluss con Austria en 1938, y el 90% la anexión de los Sudetes. Las clases medias aplaudieron la quiebra de sindicatos y el anticomunismo; campesinos celebraron las protecciones agrícolas; mujeres amaron los incentivos para roles tradicionales, como la Cruz de Oro de la Madre. 

Alrededor del 70% de los alemanes veían el régimen como "positivo". El discurso nazi con su purga de "enemigos internos" y judíos tildados de "parásitos", ¿te suena familiar?, unió a la mayoría: el 60-70% de los protestantes respaldaron las políticas raciales.

El pueblo no fue "engañado" pasivamente; fue cómplice en su propia comodidad, priorizando estabilidad sobre moral. 

Ningún tirano asciende sin el eco complaciente del pueblo que anhela ser engañado, por lo tanto, la redención de la historia no yace en exorcizar el fantasma del líder, sino en desarmar el espejo que refleja nuestra propia complicidad.

“El matrimonio Arnolfini” - Jan van Eyck

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El perro es pura magia en sí misma. Se pueden ver las pinceladas de los pelillos... ¡Impresionante!Imagen

La lámpara es maravillosa y a pesar de estar en todo el centro y ocupar gran parte de la obra, apenas nadie repara en ella. Esas sombras, ese brillo, esa vela... pura magia

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Al fondo, en la pared, se puede leer: Johannes de Eyck fuit hic 1434 "Jan van Eyck estuvo aquí".
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Esas zapatillas merecen un bodetón en sí mismas. Y la alfombra parece que puedes cogerla y sacudirla por la ventana.
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La vidriera de la parte superior izquierda tampoco tiene desperdicio. Es maravillosamente real.Imagen


Las pequeñas esculturas podrían ser cuadros en sí mismos. No falta un detalle, una sombra...

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Sin embargo, el mejor detalle de todos es el espejo convexo gracias al cual podemos ver toda la estancia donde el matrimonio acaba de hacer los votos. Es una mezcla (salvando todas las distancias, evidentemente) de Las meninas de Velázquez y Escher. Imagen





El volcán MAIPO




Para el terremoto de 2010 bajé como cuete a ver cómo había quedado el Titanium. El cataclismo había sido notable y me lo “vacile” con algo de temor en mi casa de La Dehesa.  

Hasta ese edificio nadie había superado los 54° pisos de altura en Sudamérica. Se le habían diseñado disipadores de energía, considerado la condición del viento que corre su modelo fue sometido a un ensayo de túnel de viento. Toda esta información se suponía que había mejorado la aerodinámica de los volúmenes y afinado el modelo estructural. 


Mientras bajaba por la Costanera imaginaba un cerro de vidrios junto a las fachadas del edificio pues cada paño del termopanel del muro cortina pesaba cerca de 380Kg. Y tenía más de 6000 de esas piezas empotradas a la estructura del edificio. Hasta esta verdadera prueba - el terremoto – todo había sido una metáfora de los desafíos implícitos en la física; pura poesía “arquingeneril”. Pero después de tanta especulación, todo estaba en su lugar. Menos mal. 

Fui el primero en recorrer todo el edificio - piso a piso - hasta el helipuerto acompañado de Edith. Hubo fallas menores referidas a procesos constructivos y de muy fácil reparación. Lo más sorprendente fue ver cómo se había quemado la pintura en los disipadores de energía sísmica. Estaba toda la pintura tostada y levantada en forma de rizos.

En parte del equipo, estaba Mauricio Reyes ingeniero que se graduó de tal con una tesis sobre un estudio histórico de los sismos en Chile. Se le ocurrió ofrecer una charla al respecto en el mismo, edificio. Cuando habló del terremoto de Magallanes, algo que muy pocos saben (Sí, también tiembla allí). Le creí todo. 

Han de saber que la Delegacion de Arquitectos de Punta Arenas habían enviado una altisonante carta reclamando porque en la zona de Magallanes y la Antártida había que aplicar la Norma Sísmica y considerando que en Magallanes nunca había temblado, la norma n era aplicabla a esa zona. Cinco días despés de enviada la carta acaeció el terremoto (1949). 


Mauricio Reyes advirtió de los próximos y posibles sismos en Chile de acuerdo al registro histórico. Pero del que más guardé datos fue del volcán Maipo porque estaba cerca de mi parcela. Vivo allí; detrás del cerro. Al lado izquierdo de la foto

Maipo significa en mapudungun “arar” y es lo que queda de una gran caldera. La caldera es tan grande que el volcán y la laguna (Diamante) que están dentro de ella es cruzada por la frontera Chile-Argentina. 

El volcán está al medio de esta vieja caldera. Todas esas “montañas que rodean al volcán son parte del mega-cráter que alguna vez explotó. 

El evento cataclísmico ocurrió hace 450 mil años eyectando una cantidad tan grande de material piroplástico que dio origen a lo que conocemos como el valle Central de Chile. Y originó un cambio climático global en la Tierra. Se trató de una erupción "super-colosal", o ultra plineana

De repetirse la erupción de la Caldera de Diamante toda la ciudad de Santiago de Chile, desaparecerá y también Mendoza. Tras la gran erupción, el Maipo creció como un estratovolcán a 1900 m sobre la caldera. 

Eso nos dijo Mauricio reyes. Y yo le creí. 

Lo que no sabía Mauricio es que de allí, Antoine de Saint-Exupéry consiguió la inspiración para escribir Tierra de Hombres. 

Así es que cada vez que tiembla en casa, me pregunto si ya es ahora del evento.

CAMINAR PARIS y VER





Generalmente conocemos la estructura y la fecha de creación de un edificio Haussmann o un edificio Art Decó, pero no es lo mismo para todos los tipos de edificios parisinos. ¿Cómo saber si se mira una casa renacentista o un edificio del siglo XVIII? ¿Cuáles son las diferencias ?

Lo primero es saber dónde uno se encuentra en París. Parece obvio. 
El París antiguo tiene muchos edificios que datan de antes del siglo XVIII, y los edificios ubicados en los distritos exteriores se han construidos en los últimos 150 años. Se prueba con este mapa hecho por BatiParís en el cual se ven los diferentes períodos de construcción de los edificios parisinos. Nos damos cuenta de inmediato que es más probable encontrar una fachada renacentista en un pequeño callejón del 4 ° distrito, que en una gran avenida del 15 °.
En azul y morado se presentan los edificios que datan de antes de 1914. Cuanto más se va el color hacia el verde claro o el amarillo, el edificio es más reciente.


Encontrar las salientes
La presencia o ausencia de salientes es una de las mejores formas de estimar la fecha de una fachada. De hecho, las salientes - muy presentes en la Edad Media y el Renacimiento - fueron prohibidos en 1667 por razones de seguridad y salud. Esta regulación funcionó hasta 1882, cuando fueron permitidas de nuevo pero emplazadas a más de 6 metros del suelo. Por lo tanto, una fachada con una ménsula situada a menos de 6 metros del suelo se erigió antes de 1667, mientras que una fachada con un gran balcón o una logia por encima de este límite necesariamente es después de 1882.
Les coul de sac (Callejón sin salida) des Arbalétriers, en el distrito 3,
presenta dos casas Corbelled fechadas por los historiadores alrededor de 1620.



























Identificar el material utilizado
Yeso, piedra o ladrillo. Todas las casas no están construidas con el mismo material y la elección  no es trivial: muy a menudo refleja el período de construcción del edificio.
Del Yeso: Antes del siglo XVIII y desde mediados del siglo XIX.
En los barrios más antiguos de París, las fachadas de yeso casi siempre se asocian con las casas del siglo XVII construidas en madera. De hecho, tras el terrible incendio de 1666 en Londres, Luis XIV impuso que todas las casas estén cubiertas con yeso, un material especialmente resistente al fuego.
En las antiguas aldeas anexadas a París en 1860, el yeso se utilizó como recubrimiento y protección de edificios mucho más recientes (siglos XIX o XX).
De la piedra: Desde mediados del siglo XVIII hasta principios del siglo XX.

La gran mayoría de las fachadas de los siglos XIX y principios del siglo XX tienen piedra Saint-Maximin. Esta piedra de las canteras de la ciudad de Saint-Maximin, estaba reservada anteriormente para mansiones y monumentos de prestigio como el Louvre, la Escuela Militar o el Palacio Borbónico. Fue bajo el Segundo Imperio que su uso se extendió a propiedades de alquiler.
El color blanco hacia el amarillo es típico de la piedra tallada utilizada en la construcción de las fachadas Haussmann.
De Ladrillo, hierro, cerámica, azulejos: el cambio de siglo XX.
Los movimientos Art Deco y Art Nouveau no dudan en utilizar, y especialmente mezclar, diversos materiales como la cerámica, los azulejos y el hierro. Esta mezcla es característica de finales del siglo XX, como el ladrillo, ampliamente utilizado en los antiguos barrios obreros de París. Antes de ellos, solo el estilo Luis XIII (siglo XVII) combinaba los materiales por motivos ornamentales con piedra, ladrillo y pizarra.
A la izquierda, este edificio ubicado en la calle 8 de Praga (12 ° es típico en construcciones baratas y de mano de obra intensiva de principios del siglo XX.
A la derecha, la plaza Dauphine, construcción emblemática del estilo Luis XIII del siglo XVII. 
Ambos edificios utilizan ladrillo.
Hormigón y vidrio: los siglos XX y XXI.
La piedra fue reemplazada casi por completo por el hormigón en los años 1940-1950. Hoy en día, la mayoría de los edificios están construidos con este material, a menudo, están cubiertos con yeso y pintura. El vidrio también tiene un lugar predominante.
Le Paquebot
El edificio "The liner" (1934) ubicado Boulevard Victor en el 15to está construido de hormigón y yeso.

Mirando hacia los tejados
En París, una terraza en la azotea indica una construcción del siglo XX o XXI, un techo con hastial en la calle es característico de las casas más antiguas de París. Un techo de zinc gris claro data a menudo del siglo XIX y, finalmente, un techo de pizarra gris oscuro será bastante característico de los edificios del siglo XVIII.

Toits de paris
Distinguimos entre zinc (gris claro) y pizarra (gris oscuro). Los techos verdes son de cobre. 

Ir a la calle François Miron
Esta calle del 4 ° distrito,  es un compendio perfecto de los diferentes tipos de arquitectura que París ha conocido a lo largo de los siglos. Entre los números 2 y 12, hay un conjunto de edificios construidos en la década de 1730 y representativos de la arquitectura vigente bajo Luis XV: una fachada sobria pero trabajada, ventanas curvas con barandas de hierro forjado cuidadosamente trabajado y una planta alta con arcadas.
8 rue François Miron
8 rue François Miron
Dos casas de entramado de madera con techos a dos aguas erigidas en 1644, retoman la estructura típica de las casas populares de la Edad Media.

11 et 13 rue François Miron
La mansión del presidente Hénault es emblemática de la arquitectura "exclusiva" del siglo XVIII: una herrería floreciente, esculturas de fachadas de piedra, una entrada majestuosa y ventanas altas.

Hôtel du président Hénault
Finalmente, justo en frente de esta mansión, hay un conjunto de edificios del siglo XIX, intercalados con algunas casas antiguas del siglo XVII, reconocibles por su estrechez (N°s 31 y 33), que podemos descubrir. 
Rue François Miron
Edificios en la calle François Miron





LA SALA OSCURA. El cine Cervantes


La gente grita que quiere un futuro mejor, pero el futuro es un vacío indiferente, mientras que el pasado rebosa de vida. Su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende, y por eso anhelamos destruirlo o retocarlo. Todos convertimos la memoria en un laboratorio donde retoquemos fotografías, reescribamos biografías e incluso la historia misma. En ese taller de ilusiones, el Cine Cervantes de Punta Arenas emerge como un refugio eterno, un rincón donde el tiempo se detiene y las sombras del proyector dan forma a los sueños

Es probable que el paso de los años le dé una pincelada de belleza a mi memoria, pero estar en esa sala oscura, escindida por el haz de luz del proyector, le confería a mis domingos de infancia un matiz de felicidad afortunadamente interminable.
Salir de allí a la noche de la ciudad era como prolongar la sesión: en la Plaza de Armas Muñoz Gamero, el cielo austral se desplegaba cargado de estrellas, y así les decían a los artistas de la pantalla, titilantes y lejanos. Ir al teatro era tan grato como entrar a una librería, una disquera de vinilos, un museo o incluso a misa. No importaba el parloteo de los vecinos de butaca ni el sonido inaudible de la cinta; allí se podía llorar en grupo, reír en grupo, ser parte de la manada. Aunque te sintieras solo en tu asiento, residías en el mundo de Alí Babá, en los techos de París, en el puente del río Kwai o el de Madison, en las trincheras de Verdún, en los aeroplanos de King Kong, en el Sáhara de Lawrence, en los tornados de Oklahoma, en la nieve del Everest, en la calle Morgue. Y, además, era tan fácil y tan cómodo morir en esas aventuras efímeras. 
Para todo curioso, encontrar la Isla del Tesoro es hallar su soledad en el mapa del cine. Tal como la soledad es un exorcismo, un milagro, un acto de magia que permite atesorar dentro de uno el mundo ancho y ajeno que está afuera, soñar es descubrir las primeras e incómodas preguntas del espíritu. Recuerdo todas las películas de mi infancia y no evoco a nadie a mi lado. ¿Fui siempre solo al cine?

Sin embargo, las mejores historias de amor, los actos más perversos, los más lúbricos, estaban allí, latiendo en la penumbra. Allí di mi primer beso: ese que lleva el corazón palpitante a los labios, que suda en las manos. ¿Fui siempre solo al cine? No. A ti no te olvido. 

Esa pregunta hoy no puede ser respondida por mi memoria, pero el cine se llamaba Cervantes, y cuando se encendían las luces, aparecían las obras de arte en sus muros —escenas del Quijote talladas en bajorrelieves y madera, más cautivadoras que cualquier fotograma—. Eso también era soñar.
Vuelvo a los cines de hoy, a los modernos del mall, y solo percibo cortinas, silencio y asepsia. (Estáis viendo las imágenes de lo que queda del Cine Cervantes de Punta Arenas, al 2014). 

- "Mi recuerdo más antiguo se relaciona con ese cine" - dice Beatriz. - "Entré en brazos de mi padre a la sala a oscuras en el preciso momento en que en la pantalla quebraban un ventanal con el puño. El llanto fue inmediato; tendría dos o tres años". 

Después vinieron las películas de Joselito, de Marisol, de Libertad Lamarque de Sara Montiel... y en el Palace, Doctor Zhivago, De Rusia con amor y tantas otras donde ya había licencia para matar. Pero fue el Cervantes, con sus escenas del Quijote en las paredes y la música de los intermedios, el que se transformó en mi propio Cinema Paradiso.

Private Film by Markus-Weldon
Esa película es maravillosa: Cinema Paradiso narra la historia de todos los que han presenciado el derrumbamiento y la desaparición del cine tradicional de su barrio. La sala oscura se llenaba de niños corriendo por los pasillos, de historias de amor y tímidos avances en la última oscuridad de las butacas. Hay imágenes cálidas y sencillas: el ruido del proyector, la música nostálgica, la simpleza de un adolescente enamorado que espera día tras día bajo la ventana de su amor soñado. Son imágenes que llegan al verdadero hogar de nuestra alma. 
- “No regreses nunca. No quiero oírte. Solo quiero oír hablar de ti ...”. 
Todos hemos cumplido ese mandato al salir de nuestro barrio, de nuestro pueblo, de nuestra piel de infancia, para construirnos como el eterno cliché del hombre de éxito que retorna a la época desaparecida en la marea de cambios. 
Pero volvemos desnudos, porque la imagen de lo pasado revolotea siempre en nuestra conciencia, que sigue siendo un niño aunque creamos que ese infante está lejos de nuestro entorno real. Y ese retorno siempre es fugaz, pues algo de ese pasado nos da miedo.
La escena final de la película, todo un canto a los tiempos pasados, a los recuerdos y a la vida vivida, es uno de los mejores finales de toda la historia del cine. 
En la sala oscura crecimos, compartiendo pedazos de vida que, con el Cervantes aún en pie y averiado como nosotros, no han desaparecido como lastimosamente ocurre con el derrumbe final del edificio de aquella película. Eso supone el fin de una etapa de la ciudad, de toda una generación y un estilo de vida.







Vi en mi época de niñez películas en un cine espectacular; el
Teatro Cervantes de Punta Arenas, que repetía una y otra vez viejas cintas, hasta que su público comenzó a mermar porque el olvido ya crecía en una población sin afecto a su memoria. Una población que quería olvidar el fin que ya era evidente; el fin de su propia identidad.
Debió ser uno de los más antiguos de Chile (1938). Contaba con un foyer monumental donde vendían los famosos “helados de invierno”, que no eran más que helados “de máquina”. Allá por los años 60, sus bajorrelieves y tallados en madera con escenas de El Quijote cautivaban más que cualquier fotograma; no he vuelto a disfrutarlos. ¿Dónde estarán?
En Punta Arenas había otros cines  - el Gran Palace, el Municipal y el Politeama, que tuvo su esplendor antes de convertirse en el más humilde cine “rotativo” - , pero el Teatro Cervantes es el más bello que han visto mis ojos, el más inolvidable y el más amado.